Pero como en todo hecho humano, también la maldad o la perversidad deja ver el lado contrario, es decir la bondad o virtuosismo, ayer por la tarde y la noche se vio mayoritariamente en la Plaza de Armas a jóvenes de toda condición social, de distintas universidades, de varios colores (como es el Perú, y enhorabuena) gritando a cuello suelto, bastaba verlos para saber que realmente estos jóvenes se sentían "indignados", es decir irritados, enfadados vehementemente con los políticos de siempre, porque siempre, después de todo, vienen siendo los mismos, salvo honrosas excepciones que son tan pocas que lamentablemente terminan siendo opacadas por esa abrumadora mayoría de convenenciosos, aunque ahora la matadora Tait les dio uno de esos zurdasos que no solo les dejó moretones de conciencia sino que le ha permitido a ella ponerse del lado donde se debe estar.
En fin, la cosa no ha terminado, hay que continuar hasta que se modifiquen el reglamento que dice que es el Congreso el que tiene que elegir a los representantes del Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo, pero todavía se puede ir más allá, porqué no pensar elevar el perfil del candidato al Congreso, para que sean personas probas que realmente nos representen. No, los congresistas no son los padres de la patria, lo somos nosotros, el pueblo, la ciudadanía, nosotros decidimos quiénes nos representarán y venimos siendo timados, como padres de esta patria es momento de reflexionar más y asegurarnos que nuestros hijos hereden un mejor país y que este país esté siga un franco camino para que logre la grandeza que se merece.